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¿PODEMOS ENFERMARNOS DE SOLEDAD?

  • Cristián
  • 2 feb 2023
  • 6 Min. de lectura

La desconexión social como una epidemia global de comportamiento: un llamado a la acción sobre un importante factor de riesgo para la salud


“¿ fumas tabaco? ¿Cuántos cigarrillos fuma al día?” “¿Tomas alguna bebida alcohólica? ¿Con qué frecuencia toma una bebida alcohólica?”


Los médicos rutinariamente hacen estas preguntas a los pacientes, y las respuestas se convierten en parte de los registros de salud electrónicos.


Estas preguntas estaban mucho menos estandarizadas en el pasado, en parte porque había menos consenso entre los profesionales de la salud y falta de medidas validadas. Una vez que se llegó a un consenso sobre los efectos adversos de estos comportamientos en la salud, y se desarrollaron y validaron medidas breves de detección, evaluarlas se convirtió en una parte rutinaria de la atención médica.

Como resultado, ahora hay varias opciones de tratamiento, que incluyen terapias conductuales (p. ej., programas para dejar de fumar, Alcohólicos Anónimos) o terapias farmacológicas (p. ej., terapias de reemplazo de nicotina, medicamentos para reducir el consumo de alcohol), así como derivaciones a tratamientos especializados (p. ej., servicios de tratamiento de adicciones).


En los últimos años, la desconexión social, definida como el aislamiento social y la soledad, se ha identificado como un determinante clave de la salud que es tan perjudicial como fumar.


La evidencia acumulada que abarca más de 3 décadas de investigación sugiere que el efecto de la desconexión social en la predicción de la tasa de mortalidad por todas las causas es comparable en magnitud con el tabaquismo (15 cigarrillos/día) y los altos niveles de consumo de alcohol (6 tragos/día) .


En un metanálisis de 148 estudios (n = 308 849), la mayoría de los cuales se ajustaron por factores de riesgo como la dieta, el ejercicio y las conductas de salud, las personas con mayor conexión social tenían un 50 % más de probabilidad de supervivencia.


Esta asociación se volvió más sólida cuando se consideraron estudios que utilizaron evaluaciones complejas de conexión social, lo que demostró un aumento del 91 % en la probabilidad de supervivencia.


La conexión social es un aspecto fundamental de la naturaleza humana. Desde una perspectiva evolutiva, la conexión social no solo es beneficiosa para las especies que reciben apoyo, sino que también se adapta evolutivamente a quienes lo brindan.


Los datos neurobiológicos sugieren además que cuando un individuo experimenta rechazo social, experimenta una mayor activación en su sistema de respuesta al estrés, así como regiones del cerebro activadas por el dolor físico, como la ínsula anterior y la corteza cingulada anterior.


La desconexión social se ha considerado un problema urgente de salud pública. Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud, 3 casi un tercio de los adultos mayores han informado sentirse solos: del 20 % al 34 % de los adultos mayores en 25 países europeos y del 25 % al 29 % en los Estados Unidos.


Para contrarrestar esta epidemia mundial, se han designado “ministros de la soledad” en países como Reino Unido y Japón. 3 En los Estados Unidos, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina publicaron un informe de consenso que declara que la desconexión social es un factor de riesgo para la salud pública subestimado.


También existe la preocupación de que las conexiones sociales puedan seguir erosionándose con el tiempo debido a un amplio espectro de cambios sociales, como el aumento del valor del individualismo, el cambio en los métodos de telecomunicaciones y la rápida evolución de Internet.


La magnitud de este problema se ha visto agravada aún más por la pandemia de COVID-19. Este punto de vista es un llamado a la acción para considerar la desconexión social tan seriamente como otros factores importantes de riesgo para la salud.


A continuación, describimos recomendaciones para la educación, la política de salud, la investigación y la práctica clínica para abordar este problema de salud pública.


Educar al público y a la comunidad médica sobre la importancia de la conexión social


Como con cualquier otra condición médica, el enfoque más fundamental y más amplio debe comenzar con la educación. Esto incluye educar a los padres sobre la importancia de las habilidades sociales y emocionales y enseñar estas habilidades en la escuela (p. ej., cursos de aprendizaje social y emocional desarrollados por expertos en psicología y educación), desde la escuela primaria hasta la capacitación en las profesiones de la salud (p. ej., , escuela de medicina/enfermería, residencia, formación de posgrado).


Tales iniciativas educativas son esenciales para capacitar a los profesionales de la salud que conocen bien la importancia de la conexión social, así como las estrategias que pueden ayudar a promoverla.


Aumentar los esfuerzos de políticas de salud para construir una infraestructura de salud pública para reforzar la conexión social


Los esfuerzos de políticas de salud emergentes en diferentes naciones han apoyado intervenciones basadas en la población para reforzar la conexión social. Por ejemplo, en el Reino Unido, hay esfuerzos para promover la “prescripción social” como un medio para mejorar la salud de las personas que acuden a sus médicos de atención primaria.


En este entorno, los médicos remiten a las personas con desconexión social a un trabajador de enlace que está capacitado para brindar apoyo emocional. En los Estados Unidos, la Administración de Salud de los Veteranos ofrece un programa virtual de prescripción social llamado Compassionate Contact Corps en el que los médicos vinculan a los veteranos que experimentan desconexión social con un trabajador voluntario que los contacta semanalmente por teléfono o videollamadas para brindarles socialización y compañía.


Para promover los esfuerzos nacionales para reforzar la conexión social, la infraestructura de salud pública de los EE. UU. necesita una gran expansión, con una evaluación rigurosa, refinamiento e implementación de intervenciones basadas en evidencia para evaluar, monitorear y mitigar la desconexión social a través de iniciativas de colaboración a gran escala (p. ej., enfermería , trabajo social, salud en el hogar).


Crear oportunidades para la financiación de la investigación


Se necesitan subvenciones y recursos de investigación para apoyar el desarrollo de instrumentos de evaluación, así como la evaluación de los esfuerzos de prevención y tratamiento para reforzar la conexión social.


La financiación pública y privada para estudios nacionales e internacionales de múltiples sitios sobre la conexión social es fundamental para avanzar en la comprensión científica de la desconexión social, así como las estrategias óptimas para la evaluación, la prevención y el tratamiento.


Desarrollar y validar medidas para evaluar y monitorear la conexión social en entornos de atención médica


Abordar la desconexión social podría comenzar con la detección temprana mientras se recopilan los historiales de los pacientes en la práctica clínica. Paralelamente a la práctica de la implementación basada en la atención primaria de medidas breves de detección, como la Prueba de consumo de identificación de trastornos por uso de alcohol (AUDIT-C) 8 para evaluar el consumo de alcohol, los profesionales de la salud podrían administrar escalas validadas para evaluar y monitorear la conexión social.


Actualmente, no existen medidas estandarizadas breves establecidas que capturen toda la gama de conexiones sociales. Por lo tanto, los esfuerzos para desarrollar y validar versiones breves y repetibles de medidas estandarizadas de conexión social como la Escala de Apoyo Social del Estudio de Resultados Médicos 9son críticamente necesarios para mejorar la detección temprana y el seguimiento. Las personas cuya evaluación indica una conexión social baja pueden beneficiarse de técnicas terapéuticas como la entrevista motivacional o la activación conductual.


Además, se debe reconocer la multitud de posibles factores de riesgo para la desconexión social a nivel individual, interpersonal, comunitario y de sistemas. La evaluación precisa de estos factores ayudará a informar la personalización y el pronóstico del tratamiento.


Evaluar rigurosamente las intervenciones clínicas para mejorar la conexión social


Ha habido varios esfuerzos para desarrollar e implementar intervenciones clínicas para mejorar la conexión social y mejorar los resultados de salud. Un ejemplo son las intervenciones de extensión entre pares, que se ha descubierto que mejoran la conexión social y los síntomas depresivos en muchas poblaciones diferentes y en varios entornos.


A pesar de tales esfuerzos, los estudios de intervenciones para reforzar la conexión social a menudo se han visto limitados por tamaños de muestra pequeños, falta de grupos de control y calidad relativamente baja. Hasta la fecha, solo se han realizado unos pocos ensayos clínicos aleatorios a gran escala en esta área.


La evaluación adecuada de la eficacia y efectividad de las intervenciones que mejoran la conexión social requiere el mismo rigor y metodología que se aplica en los ensayos clínicos de medicamentos y tratamientos psicológicos.


Conclusión


Es importante destacar que abordar la desconexión social en la atención de la salud no debe avergonzar ni estigmatizar a la persona afectada, sino alentar a los médicos a considerar este factor de riesgo importante para los resultados de salud adversos y la mortalidad. A medida que el mundo soporta la pandemia de COVID-19, hemos aprendido de primera mano el enorme impacto de la desconexión social. Además, a diferencia de algunos factores de riesgo de condiciones de salud adversas y mortalidad, éste es modificable. Ahora es el momento de que la comunidad médica aborde esta crisis de salud pública.

Peter Jongho Na, MD, MPH; Dilip V. Jeste, MD; Robert H. Pietrzak, PhD, MPH;

JAMA Psiquiatría.

2023;80(2):101-102. doi:10.1001/jamapsychiatry.2022.4162

 
 
 

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